Les concedemos la propiedad sobre el territorio de Judea, y también sobre los tres distritos de Ofrá, Lida y Ramatáin, los cuales fueron separados de Samaría y anexionados a Judea con todos sus territorios. A todos cuantos ofrecen sacrificios en Jerusalén, les perdonamos los impuestos tanto sobre la tierra como sobre los árboles frutales, que el rey recibía de ellos cada año.