11. no es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.
12. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se escandalizaron cuando oyeron tus palabras?
13. Pero El contestó y dijo: Toda planta que mi Padre celestial no haya plantado, será desarraigada.
14. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en el hoyo.
15. Respondiendo Pedro, le dijo: Explícanos la parábola.
16. Y El dijo: ¿También vosotros estáis aún faltos de entendimiento?
17. ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al estómago y luego se elimina?
18. Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre.
19. Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.
20. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero comer sin lavarse las manos no contamina al hombre.
21. Saliendo Jesús de allí, se retiró a la región de Tiro y de Sidón.
22. Y he aquí, una mujer cananea que había salido de aquella comarca, comenzó a gritar, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija está terriblemente endemoniada.
23. Pero El no le respondió palabra. Y acercándose sus discípulos, le rogaban, diciendo: Atiéndela, pues viene gritando tras nosotros.
24. Y respondiendo El, dijo: No he sido enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25. Pero acercándose ella, se postró ante El, diciendo: ¡Señor, socórreme!