50. y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes.
51. ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dijeron: Sí.
52. Y El les dijo: Por eso todo escriba que se ha convertido en un discípulo del reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
53. Y sucedió que cuando Jesús terminó estas parábolas, se fue de allí.
54. Y llegando a su pueblo, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que se maravillaban y decían: ¿Dónde obtuvo éste esta sabiduría y estos poderes milagrosos?
55. ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas?
56. ¿No están todas sus hermanas con nosotros? ¿Dónde, pues, obtuvo éste todas estas cosas?
57. Y se escandalizaban a causa de El. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa.
58. Y no hizo muchos milagros allí a causa de la incredulidad de ellos.