1. Escucha, pueblo mío, mi enseñanza; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
2. En parábolas abriré mi boca; hablaré enigmas de la antigüedad,
3. que hemos oído y conocido, y que nuestros padres nos han contado.
4. No lo ocultaremos a sus hijos, sino que contaremos a la generación venidera las alabanzas del Señor, su poder y las maravillas que hizo.
5. Porque El estableció un testimonio en Jacob, y puso una ley en Israel, la cual ordenó a nuestros padres que enseñaran a sus hijos;
6. para que la generación venidera lo supiera, aun los hijos que habían de nacer; y éstos se levantaran y lo contaran a sus hijos,
7. para que ellos pusieran su confianza en Dios, y no se olvidaran de las obras de Dios, sino que guardaran sus mandamientos;
8. y no fueran como sus padres, una generación porfiada y rebelde, generación que no preparó su corazón, y cuyo espíritu no fue fiel a Dios.
9. Los hijos de Efraín eran arqueros bien equipados, pero volvieron las espaldas el día de la batalla.