Capítulos

  1. 1
  2. 2
  3. 3
  4. 4
  5. 5
  6. 6
  7. 7
  8. 8
  9. 9
  10. 10
  11. 11
  12. 12
  13. 13
  14. 14
  15. 15
  16. 16
  17. 17
  18. 18
  19. 19
  20. 20
  21. 21
  22. 22
  23. 23
  24. 24
  25. 25
  26. 26
  27. 27
  28. 28
  29. 29
  30. 30
  31. 31
  32. 32
  33. 33
  34. 34
  35. 35
  36. 36
  37. 37
  38. 38
  39. 39
  40. 40
  41. 41
  42. 42
  43. 43
  44. 44
  45. 45
  46. 46
  47. 47
  48. 48
  49. 49
  50. 50
  51. 51
  52. 52
  53. 53
  54. 54
  55. 55
  56. 56
  57. 57
  58. 58
  59. 59
  60. 60
  61. 61
  62. 62
  63. 63
  64. 64
  65. 65
  66. 66
  67. 67
  68. 68
  69. 69
  70. 70
  71. 71
  72. 72
  73. 73
  74. 74
  75. 75
  76. 76
  77. 77
  78. 78
  79. 79
  80. 80
  81. 81
  82. 82
  83. 83
  84. 84
  85. 85
  86. 86
  87. 87
  88. 88
  89. 89
  90. 90
  91. 91
  92. 92
  93. 93
  94. 94
  95. 95
  96. 96
  97. 97
  98. 98
  99. 99
  100. 100
  101. 101
  102. 102
  103. 103
  104. 104
  105. 105
  106. 106
  107. 107
  108. 108
  109. 109
  110. 110
  111. 111
  112. 112
  113. 113
  114. 114
  115. 115
  116. 116
  117. 117
  118. 118
  119. 119
  120. 120
  121. 121
  122. 122
  123. 123
  124. 124
  125. 125
  126. 126
  127. 127
  128. 128
  129. 129
  130. 130
  131. 131
  132. 132
  133. 133
  134. 134
  135. 135

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Salmos 58 La Biblia De Las Americas (LBLA)

1. ¿Habláis en verdad justicia, oh dioses? ¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?

2. No, pues en el corazón cometéis iniquidad; la violencia de vuestras manos repartís en la tierra.

3. Desde la matriz están desviados los impíos; desde su nacimiento se descarrían los que hablan mentiras.

4. Tienen veneno como veneno de serpiente; son como una cobra sorda que cierra su oído,

5. que no oye la voz de los que encantan, ni siquiera al más diestro encantador.

6. Oh Dios, rompe los dientes de su boca; quiebra las muelas de los leoncillos, Señor.

7. Que se diluyan como las aguas que corren; cuando disparen sus saetas, que sean como si estuvieran sin punta.

8. Que sean como el caracol, que se deslíe según se arrastra, como los que nacen muertos, que nunca ven el sol.

9. Antes que vuestras ollas puedan sentir el fuego de los espinos, tanto los verdes como los que arden, los barrerá El con torbellino.

10. El justo se alegrará cuando vea la venganza, se lavará los pies en la sangre de los impíos;

11. y los hombres dirán: Ciertamente hay recompensa para el justo, ciertamente hay un Dios que juzga en la tierra.