Capítulos

  1. 1
  2. 2
  3. 3
  4. 4
  5. 5
  6. 6
  7. 7
  8. 8
  9. 9
  10. 10
  11. 11
  12. 12
  13. 13
  14. 14
  15. 15
  16. 16
  17. 17
  18. 18
  19. 19
  20. 20
  21. 21
  22. 22
  23. 23
  24. 24
  25. 25
  26. 26
  27. 27
  28. 28
  29. 29
  30. 30
  31. 31
  32. 32
  33. 33
  34. 34
  35. 35
  36. 36
  37. 37
  38. 38
  39. 39
  40. 40
  41. 41
  42. 42
  43. 43
  44. 44
  45. 45
  46. 46
  47. 47
  48. 48
  49. 49
  50. 50
  51. 51
  52. 52
  53. 53
  54. 54
  55. 55
  56. 56
  57. 57
  58. 58
  59. 59
  60. 60
  61. 61
  62. 62
  63. 63
  64. 64
  65. 65
  66. 66
  67. 67
  68. 68
  69. 69
  70. 70
  71. 71
  72. 72
  73. 73
  74. 74
  75. 75
  76. 76
  77. 77
  78. 78
  79. 79
  80. 80
  81. 81
  82. 82
  83. 83
  84. 84
  85. 85
  86. 86
  87. 87
  88. 88
  89. 89
  90. 90
  91. 91
  92. 92
  93. 93
  94. 94
  95. 95
  96. 96
  97. 97
  98. 98
  99. 99
  100. 100
  101. 101
  102. 102
  103. 103
  104. 104
  105. 105
  106. 106
  107. 107
  108. 108
  109. 109
  110. 110
  111. 111
  112. 112
  113. 113
  114. 114
  115. 115
  116. 116
  117. 117
  118. 118
  119. 119
  120. 120
  121. 121
  122. 122
  123. 123
  124. 124
  125. 125
  126. 126
  127. 127
  128. 128
  129. 129
  130. 130
  131. 131
  132. 132
  133. 133
  134. 134
  135. 135

Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Salmos 30 La Biblia De Las Americas (LBLA)

1. Te ensalzaré, oh Señor, porque me has elevado, y no has permitido que mis enemigos se rían de mí.

2. Oh Señor, Dios mío, a ti pedí auxilio y me sanaste.

3. Oh Señor, has sacado mi alma del Seol; me has guardado con vida, para que no descienda al sepulcro.

4. Cantad alabanzas al Señor, vosotros sus santos, y alabad su santo nombre.

5. Porque su ira es sólo por un momento, pero su favor es por toda una vida; el llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría.

6. Y en mi prosperidad yo dije: Jamás seré conmovido.

7. Oh Señor, con tu favor has hecho que mi monte permanezca fuerte; tú escondiste tu rostro, fui conturbado.

8. A ti, oh Señor, clamé, y al Señor dirigí mi súplica:

9. ¿Qué provecho hay en mi sangre si desciendo al sepulcro? ¿Acaso te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad?

10. Escucha, oh Señor, y ten piedad de mí; oh Señor, sé tú mi socorro.

11. Tú has cambiado mi lamento en danza; has desatado mi cilicio y me has ceñido de alegría;

12. para que mi alma te cante alabanzas y no esté callada. Oh Señor, Dios mío, te alabaré por siempre.