1. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor?
2. Dios mío, de día clamo y no respondes; y de noche, pero no hay para mí reposo.
3. Sin embargo, tú eres santo, que habitas entre las alabanzas de Israel.
4. En ti confiaron nuestros padres; confiaron, y tú los libraste.
5. A ti clamaron, y fueron librados; en ti confiaron, y no fueron decepcionados.