1. Cuando Efraín hablaba, reinaba el temor; se había exaltado a sí mismo en Israel, pero por causa de Baal pecó y murió.
2. Y ahora continúan pecando: se hacen imágenes fundidas, ídolos, con su plata, conforme a su pericia, todo ello obra de artífices. De ellos dicen: Que los hombres que sacrifican, besen los becerros.
3. Por tanto, serán como niebla de la mañana, y como rocío que pronto desaparece, como paja aventada de la era, y como humo de chimenea.
4. Mas yo he sido el Señor tu Dios desde la tierra de Egipto; no reconocerás a otro dios fuera de mí, pues no hay más salvador que yo.
5. Yo te cuidé en el desierto, en tierra muy seca.
6. Cuando comían sus pastos, se saciaron, y al estar saciados, se ensoberbeció su corazón; por tanto, se olvidaron de mí.