8. ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me estáis robando. Pero decís: "¿En qué te hemos robado?" En los diezmos y en las ofrendas.
9. Con maldición estáis malditos, porque vosotros, la nación entera, me estáis robando.
10. Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto--dice el Señor de los ejércitos-- si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11. Por vosotros reprenderé al devorador, para que no os destruya los frutos del suelo; ni vuestra vid en el campo será estéril--dice el Señor de los ejércitos.
12. Y todas las naciones os llamarán bienaventurados, porque seréis una tierra de delicias--dice el Señor de los ejércitos.
13. Vuestras palabras han sido duras contra mí--dice el Señor--. Pero decís: "¿Qué hemos hablado contra ti?"
14. Habéis dicho: "En vano es servir a Dios. ¿Qué provecho hay en que guardemos sus ordenanzas y en que andemos de duelo delante del Señor de los ejércitos?
15. "Por eso ahora llamamos bienaventurados a los soberbios. No sólo prosperan los que hacen el mal, sino que también ponen a prueba a Dios y escapan impunes."
16. Entonces los que temían al Señor se hablaron unos a otros, y el Señor prestó atención y escuchó, y fue escrito delante de El un libro memorial para los que temen al Señor y para los que estiman su nombre.
17. Y ellos serán míos--dice el Señor de los ejércitos-- el día en que yo prepare mi tesoro especial, y los perdonaré como un hombre perdona al hijo que le sirve.
18. Entonces volveréis a distinguir entre el justo y el impío, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.