29. Y aun sobre los siervos y las siervas derramaré mi Espíritu en esos días.
30. Y haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo.
31. El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y terrible.
32. Y sucederá que todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo; porque en el monte Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho el Señor, y entre los sobrevivientes estarán los que el Señor llame.