26. Entonces vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo:
27. He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?
28. Por tanto, así dice el Señor: He aquí, entregaré esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará.