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Deuteronomio 32:23-40 La Biblia De Las Americas (LBLA)

23. "Amontonaré calamidades sobre ellos, emplearé en ellos mis saetas.

24. "Serán debilitados por el hambre, y consumidos por la plaga y destrucción amarga; dientes de fieras enviaré sobre ellos, con veneno de serpientes que se arrastran en el polvo.

25. "Afuera traerá duelo la espada, y dentro el terror, tanto al joven como a la virgen, al niño de pecho como al hombre encanecido.

26. "Yo hubiera dicho: 'Los haré pedazos, borraré la memoria de ellos de entre los hombres',

27. si no hubiera temido la provocación del enemigo, no sea que entendieran mal sus adversarios, no sea que dijeran: 'Nuestra mano ha triunfado, y no es el Señor el que ha hecho todo esto.'"

28. Porque son una nación privada de consejo, y no hay en ellos inteligencia.

29. Ojalá que fueran sabios, que comprendieran esto, que discernieran su futuro.

30. ¿Cómo es que uno puede perseguir a mil, y dos hacer huir a diez mil, si su Roca no los hubiera vendido, y el Señor no los hubiera entregado?

31. En verdad, su roca no es como nuestra Roca; aun nuestros mismos enemigos así lo juzgan.

32. Porque la vid de ellos es de la vid de Sodoma y de los campos de Gomorra; sus uvas son uvas venenosas, sus racimos, amargos.

33. Su vino es veneno de serpientes, y ponzoña mortal de cobras.

34. "¿No tengo yo esto guardado conmigo, sellado en mis tesoros?

35. "Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo el pie de ellos resbalará, porque el día de su calamidad está cerca, ya se apresura lo que les está preparado."

36. Porque el Señor vindicará a su pueblo y tendrá compasión de sus siervos, cuando vea que su fuerza se ha ido, y que nadie queda, ni siervo ni libre.

37. Dirá El entonces: "¿Dónde están sus dioses, la roca en que buscaban refugio,

38. los que comían la grosura de sus sacrificios, y bebían el vino de su libación? ¡Que se levanten y os ayuden! ¡Que sean ellos vuestro refugio!

39. "Ved ahora que yo, yo soy el Señor, y fuera de mí no hay dios. Yo hago morir y hago vivir. Yo hiero y yo sano, y no hay quien pueda librar de mi mano.

40. "Ciertamente, alzo a los cielos mi mano, y digo: Como que vivo yo para siempre,

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