24. Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó a Micaías en la mejilla y dijo: ¿Cómo es que el Espíritu del Señor pasó de mí para hablarte a ti?
25. Respondió Micaías: He aquí, tú lo verás aquel día en que entres en un aposento interior para esconderte.
26. Y el rey de Israel dijo: Toma a Micaías y devuélvelo a Amón, gobernador de la ciudad, y a Joás, hijo del rey,
27. y di: "Así dice el rey: 'Echad a éste a la cárcel, y alimentadlo con poco pan y poca agua hasta que yo vuelva en paz.'"
28. Y Micaías dijo: Si en verdad vuelves en paz, el Señor no ha hablado por mí. Y añadió: Oíd, pueblos todos.