39. Jesús se inclinó sobre ella y reprendió a la fiebre, y la fiebre se le quitó. Al momento, ella se levantó y comenzó a atenderlos.
40. Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diferentes enfermedades los llevaron a Jesús; y él puso las manos sobre cada uno de ellos, y los sanó.
41. De muchos enfermos también salieron demonios, que gritaban:—¡Tú eres el Hijo de Dios!Pero Jesús reprendía a los demonios y no los dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.