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Hechos 5:9-27 Dios Habla Hoy (DHH)

9. Pedro le dijo:—¿Por qué se pusieron ustedes de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Ahí vienen los que se llevaron a enterrar a tu esposo, y ahora te van a llevar también a ti.

10. En ese mismo instante Safira cayó muerta a los pies de Pedro. Cuando entraron los jóvenes, la encontraron muerta, y se la llevaron a enterrar al lado de su esposo.

11. Y todos los de la iglesia, y todos los que supieron estas cosas, se llenaron de miedo.

12. Por medio de los apóstoles se hacían muchas señales y milagros entre la gente; y todos se reunían en el Pórtico de Salomón.

13. Ninguno de los otros se atrevía a juntarse con ellos, pero la gente los tenía en alta estima.

14. Y aumentó el número de personas, tanto hombres como mujeres, que creyeron en el Señor.

15. Y sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, por lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos.

16. También de los pueblos vecinos a Jerusalén acudía mucha gente trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros; y todos eran sanados.

17. El sumo sacerdote y los del partido de los saduceos que estaban con él, se llenaron de envidia,

18. y arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.

19. Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel y los sacó, diciéndoles:

20. «Vayan y, de pie en el templo, cuenten al pueblo todo este mensaje de vida.»

21. Conforme a esto que habían oído, al día siguiente entraron temprano en el templo y comenzaron a enseñar.Entonces, el sumo sacerdote y los que estaban con él llamaron a todos los ancianos israelitas a una reunión de la Junta Suprema, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles.

22. Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel, no los encontraron. Así que volvieron con la noticia,

23. diciendo:—Encontramos la cárcel perfectamente cerrada, y a los soldados vigilando delante de las puertas; pero cuando abrimos, no encontramos a nadie dentro.

24. Al oírlo, el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes se preguntaban en qué iría a parar todo aquello.

25. En aquel momento llegó uno, que les dijo:—Los que ustedes metieron en la cárcel, están en el templo enseñando al pueblo.

26. El jefe de la guardia, junto con los guardias, fue a buscarlos; pero no los maltrataron, porque tenían miedo de ser apedreados por la gente.

27. Al llegar, los llevaron ante la Junta Suprema, y el sumo sacerdote les dijo:

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