17. Pero a fin de que este asunto no siga corriendo de boca en boca, vamos a amenazarlos, para que de aquí en adelante no hablen en el nombre de Jesús a nadie.
18. Así que los llamaron y les ordenaron que no hablaran ni enseñaran nada acerca del nombre de Jesús.
19. Pero Pedro y Juan les contestaron:—Juzguen ustedes mismos si es justo delante de Dios obedecerlos a ustedes en lugar de obedecerlo a él.
20. Nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído.
21. Las autoridades los amenazaron, pero los dejaron libres. No encontraron cómo castigarlos, porque toda la gente alababa a Dios por lo que había pasado.
22. El hombre que fue sanado de esta manera milagrosa, tenía más de cuarenta años.
23. Pedro y Juan, ya puestos en libertad, fueron a reunirse con sus compañeros y les contaron todo lo que los jefes de los sacerdotes y los ancianos les habían dicho.