26. «De Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: saludos.
27. Los judíos habían arrestado a este hombre y lo iban a matar, pero cuando yo supe que se trataba de un ciudadano romano, fui con mis soldados y lo libré.
28. Como quise saber de qué lo acusaban, lo llevé ante la Junta de los judíos,
29. y resultó que lo acusaban de asuntos de la ley de ellos; pero no había razón para matarlo, y ni siquiera para tenerlo en la cárcel.
30. Pero como me he enterado de que los judíos tienen planes para matarlo, ahí se lo envío a usted; y he pedido también a los que lo acusan que traten delante de usted lo que tengan contra él.»
31. Los soldados, conforme a las órdenes que tenían, tomaron a Pablo y lo llevaron de noche a Antípatris.
32. Al día siguiente, los soldados de a pie volvieron al cuartel, y los de a caballo siguieron el viaje con Pablo.
33. Al llegar a Cesarea, dieron la carta al gobernador y le entregaron también a Pablo.
34. Después de leer la carta, el gobernador preguntó de dónde era Pablo; y al saber que era de Cilicia,
35. le dijo:—Te oiré cuando vengan los que te acusan.Luego dio orden de ponerlo bajo vigilancia en el palacio de Herodes.