Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 22:3-17 Dios Habla Hoy (DHH)

3. «Yo soy judío. Nací en Tarso de Cilicia, pero me crié aquí en Jerusalén y estudié bajo la dirección de Gamaliel, muy de acuerdo con la ley de nuestros antepasados. Siempre he procurado servir a Dios con todo mi corazón, tal como todos ustedes lo hacen hoy día.

4. Antes perseguí a muerte a quienes seguían este Nuevo Camino, y los arresté y metí en la cárcel, ya fueran hombres o mujeres.

5. El jefe de los sacerdotes y todos los ancianos son testigos de esto. Ellos me dieron cartas para nuestros hermanos judíos en Damasco, y fui allá en busca de creyentes, para traerlos aquí a Jerusalén y castigarlos.

6. »Pero mientras iba yo de camino, y estando ya cerca de Damasco, a eso del mediodía, una fuerte luz del cielo brilló de repente a mi alrededor,

7. y caí al suelo. Y oí una voz, que me decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”

8. Pregunté: “¿Quién eres, Señor?” Y la voz me contestó: “Yo soy Jesús de Nazaret, el mismo a quien tú estás persiguiendo.”

9. Los que iban conmigo vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.

10. Yo pregunté: “¿Qué debo hacer, Señor?” Y el Señor me dijo: “Levántate y sigue tu viaje a Damasco. Allí se te dirá todo lo que debes hacer.”

11. Como el brillo de la luz me dejó ciego, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.

12. »Allí había un hombre llamado Ananías, que era muy piadoso y obediente a la ley de Moisés; todos los judíos que vivían en Damasco hablaban muy bien de él.

13. Ananías vino a verme, y al llegar me dijo: “Hermano Saulo, recibe de nuevo la vista.” En aquel mismo momento recobré la vista, y pude verlo.

14. Luego añadió: “El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y para que veas al que es justo y oigas su voz de sus propios labios.

15. Pues tú vas a ser testigo suyo ante todo el mundo, y vas a contar lo que has visto y oído.

16. Y ahora, no esperes más. Levántate, bautízate y lávate de tus pecados, invocando el nombre del Señor.”

17. »Cuando regresé a Jerusalén, fui al templo a orar, y tuve una visión.

Leer capítulo completo Hechos 22