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Hechos 21:8-26 Dios Habla Hoy (DHH)

8. Al día siguiente salimos y llegamos a Cesarea. Fuimos a casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete ayudantes de los apóstoles, y nos quedamos con él.

9. Felipe tenía cuatro hijas solteras, que eran profetisas.

10. Ya hacía varios días que estábamos allí, cuando llegó de Judea un profeta llamado Agabo.

11. Al llegar ante nosotros tomó el cinturón de Pablo, se sujetó con él las manos y los pies, y dijo:—El Espíritu Santo dice que en Jerusalén los judíos atarán así al dueño de este cinturón, y lo entregarán en manos de los extranjeros.

12. Al oír esto, nosotros y los de Cesarea rogamos a Pablo que no fuera a Jerusalén.

13. Pero Pablo contestó:—¿Por qué lloran y me ponen triste? Yo estoy dispuesto, no solamente a ser atado sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús.

14. Como no pudimos convencerlo, lo dejamos, diciendo:—Que se haga la voluntad del Señor.

15. Después de esto, nos preparamos y nos fuimos a Jerusalén.

16. Nos acompañaron algunos creyentes de Cesarea, quienes nos llevaron a casa de un hombre de Chipre llamado Mnasón, que era creyente desde hacía mucho tiempo y que iba a darnos alojamiento.

17. Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.

18. Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a visitar a Santiago, y allí estaban también todos los ancianos.

19. Pablo los saludó, y luego les contó detalladamente las cosas que Dios había hecho por medio de él entre los no judíos.

20. Cuando lo oyeron, alabaron a Dios. Dijeron a Pablo:—Bueno, hermano, ya ves que entre los judíos hay muchos miles que han creído, y todos ellos insisten en que es necesario seguir la ley de Moisés.

21. Y les han informado que a todos los judíos que viven en el extranjero tú les enseñas que deben renegar de la ley de Moisés, y les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni seguir nuestras costumbres.

22. ¿Qué hay de esto? Pues sin duda la gente va a saber que has venido.

23. Lo mejor es que hagas lo siguiente: Hay aquí, entre nosotros, cuatro hombres que tienen que cumplir una promesa.

24. Llévalos contigo, purifícate junto con ellos y paga sus gastos, para que ellos puedan hacerse cortar el cabello. Así todos verán que no es cierto lo que les han dicho de ti, sino que, al contrario, tú también obedeces la ley.

25. En cuanto a los que no son judíos y han creído, ya les hemos escrito nuestra decisión: no deben comer carne que haya sido ofrecida a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales estrangulados, y deben evitar los matrimonios prohibidos.

26. Entonces Pablo se llevó a los cuatro hombres, y al día siguiente se purificó junto con ellos; luego entró en el templo para avisar cuándo terminarían los días del cumplimiento de la promesa, es decir, cuándo cada uno de ellos tendría que presentar su ofrenda.

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