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Hechos 19:18-32 Dios Habla Hoy (DHH)

18. También muchos de los que creyeron llegaban confesando públicamente todo lo malo que antes habían hecho,

19. y muchos que habían practicado la brujería trajeron sus libros y los quemaron en presencia de todos. Cuando se calculó el precio de aquellos libros, resultó que valían como cincuenta mil monedas de plata.

20. Así el mensaje del Señor iba extendiéndose y demostrando su poder.

21. Después de estas cosas, Pablo decidió visitar Macedonia y Acaya, y seguir su viaje hasta Jerusalén. Además decía que después de ir a Jerusalén tendría que ir también a Roma.

22. Entonces mandó a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, mientras él se quedaba algún tiempo más en Asia.

23. Por aquel tiempo hubo en Éfeso un gran alboroto acerca del Nuevo Camino,

24. causado por uno llamado Demetrio, que era platero. Este hombre hacía figuritas de plata que representaban el templo de la diosa Artemisa, y daba mucha ganancia a los que trabajaban con él.

25. Reunió, pues, a éstos, junto con otros que trabajaban en oficios semejantes, y les dijo: «Señores, ustedes saben que nuestro bienestar depende de este oficio.

26. Pero como ustedes ven y oyen, ese tal Pablo anda diciendo que los dioses hechos por los hombres no son dioses; y así ha convencido a mucha gente, no solamente aquí en Éfeso sino en casi toda la provincia de Asia.

27. Esto es muy peligroso, porque nuestro negocio puede echarse a perder, y el templo mismo de la gran diosa Artemisa puede también perder la fama que tiene, y así será despreciada la grandeza de esta diosa que es adorada en toda la provincia de Asia y en el mundo entero.»

28. Cuando oyeron esto, se enojaron mucho y gritaron: «¡Viva Artemisa de los efesios!»

29. Hubo, pues, confusión en toda la ciudad. Se lanzaron sobre Gayo y Aristarco, dos hombres de Macedonia que acompañaban a Pablo, y los arrastraron hasta el teatro.

30. Pablo quiso entrar allí para hablar a la gente, pero los creyentes no lo dejaron.

31. También entre las autoridades de Asia había algunos amigos de Pablo, que mandaron a decirle que no debía meterse allí.

32. Entre tanto, en la reunión, unos gritaban una cosa y otros otra, porque la gente estaba alborotada y la mayor parte ni sabía para qué se habían reunido.

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