14. En cuanto a mí, de nada quiero gloriarme sino de la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues por medio de la cruz de Cristo, el mundo ha muerto para mí y yo he muerto para el mundo.
15. De nada vale estar o no estar circuncidados; lo que sí vale es el haber sido creados de nuevo.
16. Reciban paz y misericordia todos los que viven según esta regla, y todos los del Israel de Dios.
17. De ahora en adelante no quiero que nadie me cause más dificultades; pues llevo marcadas en mi cuerpo las señales de lo que he sufrido en unión con Jesús.
18. Hermanos, que nuestro Señor Jesucristo derrame su gracia sobre todos ustedes. Amén.