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Apocalipsis 6:1-12 Dios Habla Hoy (DHH)

1. Luego vi cuando el Cordero rompía el primero de los siete sellos, y oí que uno de aquellos cuatro seres vivientes decía con voz que parecía un trueno: «¡Ven!»

2. Miré, y vi un caballo blanco, y el que lo montaba llevaba un arco en la mano. Se le dio una corona, y salió triunfante y para triunfar.

3. Cuando el Cordero rompió el segundo sello, oí que el segundo de los seres vivientes decía: «¡Ven!»

4. Y salió otro caballo. Era de color rojo, y el que lo montaba recibió poder para quitar la paz del mundo y para hacer que los hombres se mataran unos a otros; y se le dio una gran espada.

5. Cuando el Cordero rompió el tercer sello, oí que el tercero de los seres vivientes decía: «¡Ven!» Miré, y vi un caballo negro, y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.

6. Y en medio de los cuatro seres vivientes oí una voz que decía: «Solamente un kilo de trigo por el salario de un día, y tres kilos de cebada por el salario de un día; pero no eches a perder el aceite ni el vino.»

7. Cuando el Cordero rompió el cuarto sello, oí que el cuarto de los seres vivientes decía: «¡Ven!»

8. Miré, y vi un caballo amarillento, y el que lo montaba se llamaba Muerte. Tras él venía el que representaba al reino de la muerte, y se les dio poder sobre la cuarta parte del mundo, para matar con guerras, con hambres, con enfermedades y con las fieras de la tierra.

9. Cuando el Cordero rompió el quinto sello, vi debajo del altar a los que habían sido degollados por haber proclamado el mensaje de Dios y haber sido fieles a su testimonio.

10. Decían con fuerte voz: «Soberano santo y fiel, ¿cuándo juzgarás a los habitantes de la tierra y vengarás nuestra muerte?»,

11. Entonces se les dieron ropas blancas, y se les dijo que descansaran aún por un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus hermanos que, en el servicio a Dios, tenían que ser muertos como ellos.

12. Cuando el Cordero rompió el sexto sello, miré, y hubo un gran terremoto. El sol se volvió negro, como ropa de luto; toda la luna se volvió roja, como la sangre,

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