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Apocalipsis 19:4-18 Dios Habla Hoy (DHH)

4. Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron hasta el suelo y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Y decían: «¡Amén! ¡Aleluya!»

5. Desde el trono se oyó entonces una voz, que decía:«¡Alaben a nuestro Diostodos ustedes, pequeños y grandes,todos ustedes que lo sirveny le tienen reverencia!»

6. Oí también algo como las voces de mucha gente, como el sonido de una cascada y de fuertes truenos. Decían:«¡Aleluya!Porque ha comenzado a gobernar el Señor,nuestro Dios todopoderoso.

7. Alegrémonos,llenémonos de gozo y démosle gloria,porque ha llegado el momentode las bodas del Cordero.Su esposa se ha preparado:

8. se le ha permitido vestirsede lino fino, limpio y brillante,porque ese lino es la recta conductadel pueblo santo.»

9. El ángel me dijo: «Escribe: “Felices los que han sido invitados al banquete de bodas del Cordero.”» Y añadió: «Éstas son palabras verdaderas de Dios.»

10. Me arrodillé a los pies del ángel, para adorarlo, pero él me dijo: «No hagas eso, pues yo soy siervo de Dios, lo mismo que tú y tus hermanos que siguen fieles al testimonio de Jesús. Adora a Dios.»Pues ese testimonio de Jesús es el que inspira a los profetas.

11. Vi el cielo abierto; y apareció un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, porque con rectitud gobernaba y hacía la guerra.

12. Sus ojos brillaban como llamas de fuego, llevaba en la cabeza muchas coronas y tenía un nombre escrito que solamente él conocía.

13. Iba vestido con ropa teñida de sangre, y su nombre era: La Palabra de Dios.

14. Lo seguían los ejércitos del cielo, vestidos de lino fino, blanco y limpio, y montados en caballos blancos.

15. Le salía de la boca una espada afilada, para herir con ella a las naciones. Las gobernará con cetro de hierro. Y él mismo pisará las uvas para sacar el vino de la ira terrible del Dios todopoderoso.

16. En su manto y sobre el muslo llevaba escrito este título: «Rey de reyes y Señor de señores.»

17. Y vi un ángel que, puesto de pie en el sol, gritaba con fuerza a todas las aves de rapiña que vuelan en medio del cielo: «¡Vengan y reúnanse para la gran cena de Dios,

18. para que coman carne de reyes, de jefes militares y de hombres valientes, carne de caballos y de sus jinetes, carne de todos: de libres y de esclavos, de pequeños y de grandes!»

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