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1 Corintios 7:4-24 Dios Habla Hoy (DHH)

4. Ni la esposa es dueña de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposo, ni el esposo es dueño de su propio cuerpo, puesto que pertenece a su esposa.

5. Por lo tanto, no se nieguen el uno al otro, a no ser que se pongan de acuerdo en no juntarse por algún tiempo para dedicarse a la oración. Después deberán volver a juntarse; no sea que, por no poder dominarse, Satanás los haga pecar.

6. Todo esto lo digo más como concesión que como mandamiento.

7. Personalmente, quisiera que todos fueran como yo; pero Dios ha dado a cada uno diferentes dones, a unos de una clase y a otros de otra.

8. A los solteros y a las viudas les digo que es preferible quedarse sin casar, como yo.

9. Pero si no pueden controlar su naturaleza, que se casen, pues más vale casarse que consumirse de pasión.

10. Pero a los que ya están casados, les doy este mandato, que no es mío, sino del Señor: que la esposa no se separe de su esposo.

11. Ahora bien, en caso de que la esposa se separe de su esposo, deberá quedarse sin casar o reconciliarse con él. De la misma manera, el esposo no debe divorciarse de su esposa.

12. En cuanto a los demás, les digo, como cosa mía y no del Señor, que si la mujer de algún hermano no es creyente pero está de acuerdo en seguir viviendo con él, el hermano no debe divorciarse de ella.

13. Y si una mujer creyente está casada con un hombre no creyente que está de acuerdo en seguir viviendo con ella, no deberá divorciarse de él.

14. Pues el esposo no creyente queda santificado por su unión con una mujer creyente; y la mujer no creyente queda santificada por su unión con un esposo creyente. De otra manera, los hijos de ustedes serían impuros; pero, de hecho, pertenecen al pueblo santo.

15. Ahora bien, si el esposo o la esposa no creyentes insisten en separarse, que lo hagan. En estos casos, el hermano o la hermana quedan en libertad, porque Dios los ha llamado a ustedes a vivir en paz.

16. Pues ¿cómo sabes tú, esposa, si acaso puedes salvar a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, esposo, si acaso puedes salvar a tu esposa?

17. Como quiera que sea, cada uno debe vivir según los dones que el Señor le ha dado, y tal como era cuando Dios lo llamó. Ésta es la norma que doy a todas las iglesias.

18. Si Dios llama a alguno que ha sido circuncidado, no trate de disimular su circuncisión; y si llama a uno que no ha sido circuncidado, no debe circuncidarse.

19. Porque lo que importa no es estar o no estar circuncidado, sino obedecer los mandatos de Dios.

20. Cada uno debe quedarse en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó.

21. Si cuando fuiste llamado eras esclavo, no te preocupes; aunque si tienes oportunidad de conseguir tu libertad, debes aprovecharla.

22. Pues el que era esclavo cuando fue llamado a la fe, ahora es un hombre libre al servicio del Señor; y, de la misma manera, el que era hombre libre cuando fue llamado, ahora es esclavo de Cristo.

23. Dios los ha comprado a ustedes; no permitan que otros hombres los hagan esclavos.

24. Así pues, hermanos, que cada cual permanezca delante de Dios en la condición en que estaba cuando fue llamado.

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