17. Maten ahora mismo a todos los niños varones y a todas las mujeres que no sean vírgenes.
18. A las muchachas vírgenes déjenlas con vida y quédense con ellas.
19. Y todos los que hayan matado a alguien o hayan tocado un cadáver, quédense fuera del campamento durante siete días. Tanto ustedes como los prisioneros deberán purificarse al tercero y al séptimo día.
20. Purifiquen también toda la ropa y todos los objetos de cuero, de pelo de cabra o de madera.
21. El sacerdote Eleazar dijo a todos los soldados que habían estado en la batalla:—Ésta es una ley que el Señor le dio a Moisés:
22. los objetos de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo
23. —en una palabra, todo lo que resista al fuego—, deberán purificarlos poniéndolos en el fuego y lavándolos con el agua de purificación. Las cosas que no resistan al fuego, deberán purificarlas sólo con agua.
24. El séptimo día deberán lavar su ropa, y quedarán puros. Después podrán entrar en el campamento.
25. El Señor le dijo a Moisés:
26. «Con la ayuda del sacerdote Eleazar y de los jefes de familia del pueblo, haz la cuenta de la gente y de los animales quitados a los madianitas,
27. divídelos en dos partes iguales, y distribuye una parte entre los que fueron a pelear y la otra entre el resto del pueblo.
28. Recoge además una parte para mí: de lo que les toque a los soldados, tanto de la gente como de los bueyes, asnos y ovejas, tomarás uno de cada quinientos
29. y se lo darás al sacerdote Eleazar como contribución para mí.
30. De la mitad correspondiente al resto de los israelitas, tanto de la gente como de los bueyes, asnos y ovejas, o sea de todos los animales, tomarás uno de cada cincuenta y se lo darás a los levitas encargados del servicio de mi santuario.»
31. Moisés y Eleazar lo hicieron tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.
32. Todo lo que se le quitó al enemigo, sin contar lo que los soldados recogieron por su parte, fueron seiscientas setenta y cinco mil ovejas,
33. setenta y dos mil bueyes,
34. sesenta y un mil asnos