11. Y todo lo que les quitaron, tanto personas como animales,
12. se lo llevaron a Moisés, al sacerdote Eleazar y al pueblo de Israel, los cuales estaban acampados en la llanura de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
13. Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes del pueblo salieron a recibirlos fuera del campamento.
14. Pero Moisés se enojó con los jefes que estaban al frente de mil y de cien soldados, que venían de la batalla,
15. y les dijo:—¿Por qué dejaron con vida a las mujeres?
16. Precisamente fueron ellas las que, cuando el caso de Balaam, llevaron a los israelitas a rebelarse contra el Señor y adorar a Baal-peor. Por eso el Señor castigó con una plaga a su pueblo.
17. Maten ahora mismo a todos los niños varones y a todas las mujeres que no sean vírgenes.
18. A las muchachas vírgenes déjenlas con vida y quédense con ellas.
19. Y todos los que hayan matado a alguien o hayan tocado un cadáver, quédense fuera del campamento durante siete días. Tanto ustedes como los prisioneros deberán purificarse al tercero y al séptimo día.
20. Purifiquen también toda la ropa y todos los objetos de cuero, de pelo de cabra o de madera.
21. El sacerdote Eleazar dijo a todos los soldados que habían estado en la batalla:—Ésta es una ley que el Señor le dio a Moisés:
22. los objetos de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo
23. —en una palabra, todo lo que resista al fuego—, deberán purificarlos poniéndolos en el fuego y lavándolos con el agua de purificación. Las cosas que no resistan al fuego, deberán purificarlas sólo con agua.
24. El séptimo día deberán lavar su ropa, y quedarán puros. Después podrán entrar en el campamento.
25. El Señor le dijo a Moisés:
26. «Con la ayuda del sacerdote Eleazar y de los jefes de familia del pueblo, haz la cuenta de la gente y de los animales quitados a los madianitas,
27. divídelos en dos partes iguales, y distribuye una parte entre los que fueron a pelear y la otra entre el resto del pueblo.