20. fértil o estéril, y si tiene árboles o no. No tengan miedo; traigan algunos frutos de la región.Esto sucedió en la época en que se recogen las primeras uvas.
21. Los hombres fueron y exploraron el país desde el desierto de Sin, en el sur, hasta Rehob, en el norte, junto a la entrada de Hamat.
22. Entraron por el Négueb y llegaron hasta Hebrón. Allí vivían Ahimán, Sesai y Talmai, descendientes de Anac. Hebrón fue construida siete años antes que Soan en Egipto.
23. Llegaron hasta el arroyo de Escol, cortaron allí una rama que tenía un racimo de uvas, y entre dos se lo llevaron colgado de un palo. También recogieron granadas e higos.
24. A ese arroyo le pusieron por nombre Escol, por el racimo que cortaron allí los israelitas.
25. Después de explorar la tierra durante cuarenta días, regresaron
26. a Cadés, en el desierto de Parán. Allí estaban Moisés, Aarón y todos los israelitas. Y les contaron lo que habían averiguado y les mostraron los frutos del país.
27. Le dijeron a Moisés:—Fuimos a la tierra a la que nos enviaste. Realmente es una tierra donde la leche y la miel corren como el agua, y éstos son los frutos que produce.
28. Pero la gente que vive allí es fuerte, y las ciudades son muy grandes y fortificadas. Además de eso, vimos allá descendientes del gigante Anac.
29. En la región del Négueb viven los amalecitas, en la región montañosa viven los hititas, los jebuseos y los amorreos, y por el lado del mar y junto al río Jordán viven los cananeos.
30. Entonces Caleb hizo callar al pueblo que estaba ante Moisés, y dijo:—¡Pues vamos a conquistar esa tierra! ¡Nosotros podemos conquistarla!
31. Pero los que habían ido con él respondieron:—¡No, no podemos atacar a esa gente! Ellos son más fuertes que nosotros.
32. Y se pusieron a decir a los israelitas que el país que habían ido a explorar era muy malo. Decían:—La tierra que fuimos a explorar mata a la gente que vive en ella, y todos los hombres que vimos allá eran enormes.
33. Vimos también a los gigantes, a los descendientes de Anac. Al lado de ellos nos sentíamos como langostas, y así nos miraban ellos también.