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Jueces 18:11-27 Dios Habla Hoy (DHH)

11. Seiscientos hombres de la tribu de Dan salieron de Sorá y de Estaol bien armados,

12. y llegaron a Judá y acamparon allí, al oeste de Quiriat-jearim, en el lugar que ahora se llama Campamento de Dan.

13. De allí se fueron a los montes de Efraín, y llegaron a la casa de Micaías.

14. Entonces los cinco espías que habían explorado la región de Lais les dijeron a sus compañeros:—¿Saben una cosa? En esta casa hay un efod y dioses familiares, y un ídolo tallado y recubierto de plata. ¿Qué piensan hacer?

15. Entonces los espías se apartaron de los demás y fueron a casa del joven levita, es decir, a la casa de Micaías, y lo saludaron.

16. Mientras tanto, los seiscientos soldados danitas bien armados esperaban a la puerta.

17. Los cinco espías entraron antes en la casa y tomaron el ídolo tallado y recubierto de plata, y el efod y los dioses familiares, mientras el sacerdote se quedaba a la puerta con los seiscientos soldados.

18. Al ver el sacerdote que los cinco entraban en casa de Micaías y tomaban el ídolo, el efod y los dioses familiares, les dijo:—¿Qué están haciendo?

19. Y ellos le contestaron:—¡Cállate, y ven con nosotros! ¡Queremos que nos sirvas como sacerdote y que seas como un padre para nosotros! ¿No te parece que es mejor ser sacerdote de toda una tribu de Israel, que de la familia de un solo hombre?

20. Esto le gustó al sacerdote, y tomando el ídolo, el efod y los dioses familiares, se fue con los danitas,

21. los cuales se pusieron nuevamente en marcha con los niños, el ganado y sus posesiones al frente.

22. Ya habían caminado bastante cuando Micaías y sus vecinos se juntaron y salieron a perseguirlos.

23. Al oír los gritos de los que los perseguían, los danitas se volvieron y le preguntaron a Micaías:—¿Qué te pasa? ¿Por qué nos gritas tanto?

24. Y Micaías les respondió:—Ustedes se llevan mis dioses, que yo había hecho, y se llevan también a mi sacerdote, y me dejan sin nada, ¿y todavía se atreven a preguntarme qué me pasa?

25. Pero los danitas le contestaron:—No nos alces la voz, no sea que algunos de los nuestros pierdan la paciencia y te ataquen, y acaben perdiendo la vida tanto tú como tus familiares.

26. Al ver Micaías que ellos eran muchos, regresó a su casa; pero los danitas siguieron su camino

27. con las cosas que Micaías había hecho, y con su sacerdote, y llegaron hasta Lais. Allí la gente estaba tranquila y confiada, de modo que los danitas mataron a todos a filo de espada y quemaron la ciudad.

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