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Génesis 43:16-32 Dios Habla Hoy (DHH)

16. y José vio que Benjamín estaba con ellos, le dijo al mayordomo de su casa:—Lleva a estos hombres a mi casa, y mata una vaca y prepárala, porque ellos comerán conmigo hoy al mediodía.

17. El mayordomo hizo tal como José le ordenó, y los llevó personalmente,

18. pero ellos se asustaron porque los llevaban a la casa de José, y se dijeron:—¡Esto es un pretexto! Nos han traído aquí por el dinero que nos devolvieron la vez pasada. Van a atacarnos y hacernos trabajar como esclavos, junto con nuestros animales.

19. Así que al llegar a la puerta de la casa, se acercaron al mayordomo para hablar con él,

20. y le dijeron:—¡Ay, señor! La otra vez vinimos de veras a comprar trigo,

21. pero cuando llegamos al lugar donde íbamos a pasar la noche, abrimos nuestros costales, y ahí, en la boca de cada costal, estaba el dinero de cada uno de nosotros. El dinero estaba completo. Ahora lo hemos traído para devolverlo,

22. y también trajimos más dinero para comprar trigo. Pero no sabemos quién puso nuestro primer dinero en los costales.

23. El mayordomo contestó:—Cálmense, no tengan miedo. El Dios de ustedes y de su padre debe de haber puesto ese dinero en sus costales, pues yo recibí el dinero que ustedes pagaron.El mayordomo sacó a Simeón y lo llevó a donde estaban ellos;

24. luego llevó a todos a la casa de José, les dio agua para que se lavaran los pies, y también dio de comer a sus asnos.

25. Ellos prepararon los regalos y esperaron a que José llegara al mediodía, pues habían sabido que allí iban a comer.

26. Cuando José llegó a la casa, ellos le dieron los regalos que habían traído, y se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente.

27. José les preguntó cómo estaban, y también preguntó:—¿Cómo está su padre, el anciano del cual me hablaron? ¿Vive todavía?

28. Ellos hicieron una reverencia y dijeron:—Nuestro padre, su servidor, está bien. Todavía vive.

29. José miró a su alrededor y vio a Benjamín, su hermano de padre y madre, y dijo:—¿Es éste su hermano menor, del cual me hablaron? ¡Que Dios te bendiga, hijo mío!Al decir esto,

30. José se sintió tan emocionado de ver a su hermano, que le dieron ganas de llorar. Rápidamente entró en su cuarto, y allí se puso a llorar.

31. Cuando pudo contener el llanto, se lavó la cara y salió, y dijo: «¡Sirvan ya la comida!»

32. A José le sirvieron en una mesa, a los hijos de Jacob en otra, y en otra distinta a los egipcios que comían con José; porque los egipcios tenían prohibido comer junto con los hebreos.

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