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Éxodo 8:7-24 Dios Habla Hoy (DHH)

7. Sin embargo, los magos hicieron lo mismo por medio de sus artes mágicas, y también trajeron ranas sobre el territorio egipcio.

8. Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y Aarón, y les dijo:—Pídanle al Señor que nos quite las ranas a mí y a mi gente, y dejaré que tu gente vaya a ofrecer sacrificios al Señor.

9. Moisés le contestó al faraón:—Dime cuándo quieres que yo le pida por ti, por tus funcionarios y por tu gente, para que las ranas se alejen de ti y de tu palacio, y se queden sólo en el río.

10. —Mañana mismo —dijo el faraón.Y Moisés contestó:—Así se hará, para que sepas que no hay nadie como el Señor nuestro Dios.

11. Las ranas se irán de tu palacio y se quedarán solamente en el río. Ya no te molestarán ni a ti, ni a tus funcionarios, ni a tu gente.

12. Moisés y Aarón salieron del palacio del faraón. Después Moisés pidió al Señor que alejara las ranas que había enviado sobre el faraón.

13. El Señor hizo lo que Moisés le pedía, y murieron las ranas que había en casas, patios y campos.

14. La gente recogía las ranas muertas y las amontonaba, y por todas partes olía mal.

15. Sin embargo, en cuanto el faraón se vio libre de su problema, se puso terco y no les hizo caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor lo había dicho.

16. El Señor le dijo a Moisés:—Dile a Aarón que extienda su bastón y que golpee con él el polvo de la tierra, para que se convierta en mosquitos en todo Egipto.

17. Así lo hicieron. Aarón extendió su bastón y golpeó el polvo del suelo, y todo el polvo de Egipto se convirtió en mosquitos que atacaban a hombres y animales.

18. Los magos trataron también de producir mosquitos por medio de sus artes mágicas, pero no pudieron. Mientras tanto, los mosquitos atacaban a hombres y animales.

19. Entonces los magos le dijeron al faraón:—¡Aquí está la mano de Dios!Pero el faraón se puso terco y no les hizo caso, tal como el Señor lo había dicho.

20. El Señor le dijo a Moisés:—El faraón va a ir mañana temprano al río, así que levántate de madrugada y ve a decirle: “Así ha dicho el Señor: Deja ir a mi pueblo, para que me adore.

21. Porque si tú no lo dejas ir, yo enviaré tábanos sobre ti, sobre tus funcionarios y tu gente, y sobre tus casas. Se llenarán de tábanos las casas de los egipcios, y hasta el suelo mismo.

22. Pero cuando eso suceda, haré una excepción con la región de Gosen, donde vive mi pueblo. Allí no habrá un solo tábano. Así sabrás que yo, el Señor, estoy en este país.

23. Haré distinción entre mi pueblo y el tuyo. Esto tendrá lugar mañana.”

24. Así lo hizo el Señor, y una espesa nube de tábanos invadió el palacio del faraón, las casas de sus funcionarios y todo el territorio egipcio. Los tábanos dejaron el país completamente arruinado.

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