14. La gente recogía las ranas muertas y las amontonaba, y por todas partes olía mal.
15. Sin embargo, en cuanto el faraón se vio libre de su problema, se puso terco y no les hizo caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor lo había dicho.
16. El Señor le dijo a Moisés:—Dile a Aarón que extienda su bastón y que golpee con él el polvo de la tierra, para que se convierta en mosquitos en todo Egipto.