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Éxodo 32:4-17 Dios Habla Hoy (DHH)

4. quien los recibió, y fundió el oro, y con un cincel lo trabajó hasta darle la forma de un becerro. Entonces todos dijeron:—¡Israel, éste es tu dios, que te sacó de Egipto!

5. Cuando Aarón vio esto, construyó un altar ante el becerro, y luego gritó:—¡Mañana haremos fiesta en honor del Señor!

6. Al día siguiente por la mañana se levantaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación. Después el pueblo se sentó a comer y beber, y luego se levantaron a divertirse.

7. Entonces el Señor le dijo a Moisés:—Anda, baja, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha echado a perder.

8. Muy pronto se han apartado del camino que yo les ordené seguir. Se han hecho un becerro de oro fundido, y lo están adorando y presentándole ofrendas; y dicen: “¡Israel, éste es tu dios, que te sacó de Egipto!”

9. Además, el Señor le dijo a Moisés:—Me he fijado en esta gente, y me he dado cuenta de que son muy tercos.

10. ¡Ahora déjame en paz, que estoy ardiendo de enojo y voy a acabar con ellos! Pero de ti voy a hacer una gran nación.

11. Moisés, sin embargo, trató de calmar al Señor su Dios con estas palabras:—Señor, ¿por qué vas a arder de enojo contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto con gran despliegue de poder?

12. ¿Cómo vas a dejar que digan los egipcios: “Dios los sacó con la mala intención de matarlos en las montañas, para borrarlos de la superficie de la tierra”? Deja ya de arder de enojo; renuncia a la idea de hacer daño a tu pueblo.

13. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: “Haré que los descendientes de ustedes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y toda esta tierra que les he prometido a ustedes se la daré como su herencia para siempre.”

14. El Señor renunció a la idea que había expresado de hacer daño a su pueblo.

15. Entonces Moisés se dispuso a bajar del monte, trayendo en sus manos las dos tablas de la ley, las cuales estaban escritas por los dos lados.

16. Dios mismo había hecho las tablas, y Dios mismo había grabado lo que estaba escrito en ellas.

17. Cuando Josué escuchó los gritos de la gente, le dijo a Moisés:—Se oyen gritos de guerra en el campamento.

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