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Éxodo 32:1-13 Dios Habla Hoy (DHH)

1. Al ver los israelitas que Moisés tardaba en bajar del monte, se juntaron alrededor de Aarón y le dijeron:—Anda, haznos dioses que nos guíen, porque no sabemos qué le ha pasado a este Moisés que nos sacó de Egipto.

2. Y Aarón les contestó:—Quítenles a sus mujeres, hijos e hijas, los aretes de oro que llevan en las orejas, y tráiganmelos aquí.

3. Todos se quitaron los aretes de oro que llevaban en las orejas, y se los llevaron a Aarón,

4. quien los recibió, y fundió el oro, y con un cincel lo trabajó hasta darle la forma de un becerro. Entonces todos dijeron:—¡Israel, éste es tu dios, que te sacó de Egipto!

5. Cuando Aarón vio esto, construyó un altar ante el becerro, y luego gritó:—¡Mañana haremos fiesta en honor del Señor!

6. Al día siguiente por la mañana se levantaron y ofrecieron holocaustos y sacrificios de reconciliación. Después el pueblo se sentó a comer y beber, y luego se levantaron a divertirse.

7. Entonces el Señor le dijo a Moisés:—Anda, baja, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha echado a perder.

8. Muy pronto se han apartado del camino que yo les ordené seguir. Se han hecho un becerro de oro fundido, y lo están adorando y presentándole ofrendas; y dicen: “¡Israel, éste es tu dios, que te sacó de Egipto!”

9. Además, el Señor le dijo a Moisés:—Me he fijado en esta gente, y me he dado cuenta de que son muy tercos.

10. ¡Ahora déjame en paz, que estoy ardiendo de enojo y voy a acabar con ellos! Pero de ti voy a hacer una gran nación.

11. Moisés, sin embargo, trató de calmar al Señor su Dios con estas palabras:—Señor, ¿por qué vas a arder de enojo contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto con gran despliegue de poder?

12. ¿Cómo vas a dejar que digan los egipcios: “Dios los sacó con la mala intención de matarlos en las montañas, para borrarlos de la superficie de la tierra”? Deja ya de arder de enojo; renuncia a la idea de hacer daño a tu pueblo.

13. Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel, a quienes juraste por ti mismo y les dijiste: “Haré que los descendientes de ustedes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y toda esta tierra que les he prometido a ustedes se la daré como su herencia para siempre.”

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