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2 Samuel 19:22-38 Dios Habla Hoy (DHH)

22. Pero David respondió:—¡Esto no es asunto de ustedes, hijos de Seruiá! ¿Por qué se oponen a mí? Ahora sé bien que soy el rey de Israel, así que nadie en Israel morirá en este día.

23. Luego, dirigiéndose a Simí, le juró que no moriría.

24. También salió a recibirlo Mefi-bóset, el hijo de Saúl. Desde el día en que el rey salió, y hasta que volvió sano y salvo, no se había lavado los pies, ni cortado la barba, ni lavado su ropa.

25. Y cuando vino a Jerusalén para recibir al rey, éste le dijo:—Mefi-bóset, ¿por qué no viniste conmigo?

26. Él respondió:—Mi criado me engañó, Majestad. Como soy inválido, le ordené que me aparejara un asno para montar en él e irme con Su Majestad.

27. Pero él me ha calumniado ante Su Majestad. Sin embargo, Su Majestad es como un ángel de Dios y hará lo que mejor le parezca.

28. Y aunque toda mi familia paterna era digna de muerte ante Su Majestad, este siervo suyo fue invitado a comer en la mesa de Su Majestad. ¿Qué más puedo pedir de Su Majestad?

29. El rey le respondió:—No hay nada más que hablar. Ya he ordenado que tú y Sibá se repartan las tierras.

30. Pero Mefi-bóset le contestó:—Que se quede él con todas. Lo importante es que Su Majestad ha vuelto sano y salvo a su palacio.

31. En cuanto a Barzilai, el de Galaad, había bajado de Roguelim para acompañar al rey a cruzar el Jordán y allí despedirse de él.

32. Era ya muy anciano, pues tenía ochenta años, y durante el tiempo en que el rey estuvo en Mahanaim había dado al rey todo lo necesario, porque era muy rico.

33. El rey dijo entonces a Barzilai:—Vente conmigo a Jerusalén, y allí me haré cargo de ti.

34. Pero Barzilai le respondió:—Me quedan pocos años de vida para irme ahora a Jerusalén con Su Majestad,

35. pues ya tengo ochenta años; he perdido el gusto de lo que como y lo que bebo, y ya no puedo decir si tiene buen o mal sabor; tampoco puedo oír ya la voz de los cantores y cantoras. ¿Por qué he de convertirme en una carga para Su Majestad?

36. Si únicamente voy a acompañar a Su Majestad a cruzar el Jordán, ¿por qué ha de ofrecerme Su Majestad esta recompensa?

37. Antes rogaría a Su Majestad que me permita volver a mi pueblo para morir allá y ser enterrado en la tumba de mis padres. Pero aquí tiene Su Majestad a otro servidor: mi hijo Quimham. Que vaya él con Su Majestad, y haga Su Majestad por él lo que crea más conveniente.

38. El rey contestó:—Que venga conmigo Quimham, y haré por él lo que tú creas más conveniente. Y todo lo que me pidas, te lo concederé.

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