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2 Samuel 18:1-15 Dios Habla Hoy (DHH)

1. David pasó revista a su ejército, y puso jefes al frente de grupos de mil y de cien soldados.

2. Después envió una tercera parte del ejército bajo el mando de Joab, otra tercera parte bajo el mando de Abisai, hijo de Seruiá y hermano de Joab, y la otra tercera parte bajo el mando de Itai, el de Gat. Y a todo el ejército le dijo:—Yo iré con ustedes a la batalla.

3. Pero ellos le respondieron:—No, no haga eso Su Majestad, porque al enemigo poco le importa que huyamos o que muera la mitad de nosotros, pero Su Majestad vale tanto como diez mil de nosotros. Por eso es mejor que Su Majestad se quede en la ciudad para enviarnos refuerzos desde aquí.

4. —Haré lo que les parezca mejor —les respondió el rey, poniéndose inmediatamente a un lado de la entrada de la ciudad, mientras el ejército salía en grupos de mil y de cien soldados.

5. Además, el rey ordenó a Joab, a Abisai y a Itai que, en atención a él, trataran con consideración al joven Absalón, y todo el ejército escuchó la orden que el rey dio a los jefes acerca de Absalón.

6. Así pues, las tropas marcharon al campo para enfrentarse con las tropas de Israel.La batalla tuvo lugar en el bosque de Efraín, y

7. los de Israel fueron derrotados por los seguidores de David. Hubo una gran matanza aquel día, pues murieron veinte mil hombres.

8. La lucha se había extendido por todo el territorio, y en esta ocasión el bosque mismo causó más muertes que la espada.

9. Absalón, que iba montado en un mulo, se encontró de repente frente a los seguidores de David. Entonces el mulo se metió debajo de una gran encina, y a Absalón se le quedó trabada la cabeza en las ramas, por lo que se quedó colgado en el aire, pues el mulo siguió de largo.

10. Alguien que vio esto, fue a decirle a Joab:—He visto a Absalón colgado de una encina.

11. Y Joab les respondió:—Pues si lo viste, ¿por qué no lo derribaste allí mismo? Yo con mucho gusto te habría dado diez monedas de plata y un cinturón.

12. Pero aquel hombre contestó a Joab:—Aunque me dieras mil monedas de plata, no atentaría contra el hijo del rey; porque nosotros escuchamos que el rey te ordenó a ti, a Abisai y a Itai, que protegieran al joven Absalón.

13. Por otro lado, si yo hubiera hecho tal cosa, habría sido en vano, porque no hay nada oculto para el rey, y tú no habrías hecho nada para protegerme.

14. —No voy a perder más tiempo contigo —le respondió Joab; y tomando tres dardos, los clavó en el corazón de Absalón, que aún estaba vivo en la encina.

15. Luego, diez asistentes de Joab rodearon a Absalón, y lo remataron.

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