Pero cuando el profeta decía esto, el rey le replicó:—¿Acaso te hemos nombrado consejero real? ¡Déjate de cosas! ¿O es que quieres que te maten?El profeta no insistió más, pero dijo:—Yo sé que Dios ha decidido destruirte por haber hecho esto y no seguir mi consejo.