8. En seguida el rey de Israel llamó a un oficial, y le ordenó:—¡Pronto, que venga Micaías, hijo de Imlá!
9. Tanto el rey de Israel como Josafat, el rey de Judá, tenían puesta su armadura y estaban sentados en sus tronos en la explanada a la entrada de Samaria, y todos los profetas caían en trance profético delante de ellos.
10. Sedequías, hijo de Quenaaná, se había hecho unos cuernos de hierro, y gritaba: «¡Así ha dicho el Señor: “¡Con estos cuernos atacarás a los sirios hasta exterminarlos!”»