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1 Reyes 13:4-18 Dios Habla Hoy (DHH)

4. Cuando el rey Jeroboam escuchó la sentencia que el profeta había pronunciado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar y dijo: «¡Aprésenlo!» Pero la mano que había extendido para señalarlo se le quedó tiesa y no pudo ya moverla.

5. En aquel momento el altar se hizo pedazos y las cenizas que había sobre él se esparcieron, conforme a la señal que el profeta había dado por orden del Señor.

6. Entonces el rey, dirigiéndose al profeta, dijo:—Te ruego que ores por mí al Señor tu Dios, para que mi mano se cure.El profeta rogó al Señor, y la mano del rey quedó sana, como antes.

7. Luego dijo el rey al profeta:—Ven conmigo a mi casa, para que comas algo, y te haré un regalo.

8. Pero el profeta respondió al rey:—Aunque me des la mitad de tu palacio, no iré contigo, ni comeré pan ni beberé agua en este lugar;

9. porque así me lo ha ordenado el Señor. Me dijo: “No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el mismo camino por el que has ido.”

10. Y el profeta se fue por otro camino distinto, para no volver por el mismo camino por el que había ido a Betel.

11. En aquel tiempo vivía en Betel un profeta anciano, cuyos hijos fueron y le contaron todo lo que el profeta de Judá había hecho aquel día en Betel; y también le contaron a su padre lo que había dicho el rey.

12. Y su padre les preguntó:—¿Por qué camino se fue?Sus hijos le indicaron el camino por el que había regresado el profeta de Judá.

13. Entonces les dijo a sus hijos:—Aparéjenme el asno.Ellos lo hicieron así, y el profeta montó y

14. salió tras el profeta de Judá. Lo encontró sentado debajo de una encina, y le preguntó:—¿Eres tú el profeta que ha venido de Judá?—Yo soy —le respondió.

15. —Ven a mi casa, a comer pan conmigo —dijo el profeta anciano.

16. Pero el profeta de Judá le contestó:—No puedo acompañarte, ni entrar en tu casa, ni comer pan ni beber agua contigo en este lugar;

17. porque el Señor me ha ordenado claramente: “No comas pan ni bebas agua aquí, ni regreses por el mismo camino por el que te fuiste.”

18. Pero el anciano insistió:—Yo también soy profeta, lo mismo que tú, y un ángel de parte del Señor me ha ordenado que te lleve a mi casa y te dé de comer y de beber.Y aunque el anciano le mentía,

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