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Mateo 26:22-39 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

22. Ellos, llenos de tristeza, comenzaron a preguntarle uno tras otro:–Señor, ¿acaso soy yo?

23. Jesús les contestó:–Uno que moja el pan en el mismo plato que yo, va a traicionarme.

24. El Hijo del hombre ha de recorrer el camino que dicen las Escrituras, pero ¡ay de aquel que le traiciona! ¡Más le valdría no haber nacido!

25. Entonces Judas, el que le estaba traicionando, le preguntó:–Maestro, ¿acaso soy yo?–Tú lo has dicho –contestó Jesús.

26. Mientras cenaban, Jesús tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios lo partió y se lo dio a los discípulos, diciendo:–Tomad, comed, esto es mi cuerpo.

27. Luego tomó en sus manos una copa, y habiendo dado gracias a Dios la pasó a ellos, diciendo:–Bebed todos de esta copa,

28. porque esto es mi sangre, con la que se confirma el pacto, la cual es derramada en favor de muchos para perdón de sus pecados.

29. Os digo que no volveré a beber de este producto de la vid hasta el día en que beba con vosotros vino nuevo en el reino de mi Padre.

30. Después de cantar los salmos se fueron al monte de los Olivos.

31. Y Jesús les dijo:–Esta noche, todos vais a perder vuestra confianza en mí. Así lo dicen las Escrituras: ‘Mataré al pastor y se dispersarán las ovejas.’

32. Pero cuando resucite, iré a Galilea antes que vosotros.

33. Pedro le contestó:–Aunque todos pierdan su confianza en ti, yo no la perderé.

34. Jesús le dijo:–Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo, me negarás tres veces.

35. Pedro afirmó:–Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.Y todos los discípulos dijeron lo mismo.

36. Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní, y les dijo:–Sentaos aquí mientras yo voy más allá a orar.

37. Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, y comenzó a sentirse muy triste y angustiado.

38. Les dijo:–Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quedaos aquí y permaneced despiertos conmigo.

39. Y adelantándose unos pasos, se inclinó hasta el suelo y oró, diciendo:–Padre mío, si es posible, líbrame de esta copa amarga: pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.

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