37. “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los mensajeros que Dios te envía! ¡Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas, pero no quisisteis!
38. Pues mirad, vuestro hogar va a quedar desierto.
39. Y os digo que ya no volveréis a verme hasta que digáis: ‘¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!’ ”