6. Jesús les dijo:–Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y los saduceos.
7. Los discípulos comentaban entre ellos:–¡No hemos traído pan!
8. Jesús se dio cuenta y les dijo:–¿Por qué decís que no tenéis pan? ¡Qué poca fe tenéis!
9. ¿Todavía no comprendéis? ¿No recordáis ya los cinco panes que repartí entre los cinco mil hombres, y cuántas canastas recogisteis?
10. ¿Ni los siete panes que repartí entre los cuatro mil, y cuántos cestos recogisteis?
11. ¿Cómo no comprendéis que yo no estaba hablando del pan? ¡Guardaos de la levadura de los fariseos y los saduceos!
12. Entonces comprendieron que Jesús no les había dicho que se guardaran de la levadura del pan, sino de la enseñanza de los fariseos y los saduceos.
13. Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo preguntó a sus discípulos:–¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?
14. Ellos contestaron:–Unos dicen que Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que Jeremías o algún profeta.
15. –Y vosotros, ¿quién decís que soy? –les preguntó.
16. Simón Pedro le respondió:–Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
17. Entonces Jesús le dijo:–Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque ningún hombre te ha revelado esto, sino mi Padre que está en el cielo.
18. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a edificar mi iglesia; y el poder de la muerte no la vencerá.
19. Te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en este mundo, también quedará atado en el cielo; y lo que desates en este mundo, también quedará desatado en el cielo.
20. Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
21. A partir de entonces, Jesús comenzó a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén, y que los ancianos, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley le harían sufrir mucho. Les dijo que lo iban a matar, pero que al tercer día resucitaría.