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Mateo 15:15-32 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

15. Pedro pidió entonces a Jesús:–Explícanos lo que has dicho.

16. Jesús respondió:–¿Tampoco vosotros lo entendéis?

17. ¿No comprendéis que todo lo que entra por la boca va al vientre y después sale del cuerpo?

18. En cambio, lo que sale de la boca viene del interior del hombre, y eso le hace impuro.

19. Porque del corazón del hombre salen los malos pensamientos, los asesinatos, el adulterio, la inmoralidad sexual, los robos, las mentiras y los insultos.

20. Estas cosas son las que hacen impuro al hombre; pero el comer sin haber cumplido con el rito de lavarse las manos no le hace impuro.

21. Jesús pasó de allí a la región de Tiro y Sidón.

22. Una mujer cananea que vivía en aquella tierra, se le acercó dando voces:–¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Mi hija tiene un demonio!

23. Jesús no contestó ni una palabra. Entonces los discípulos se acercaron a él y le rogaron:–Dile a esa mujer que se marche, porque viene dando voces detrás de nosotros.

24. Jesús les dijo:–Dios me ha enviado únicamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.

25. Pero la mujer fue a arrodillarse delante de él y le pidió:–¡Señor, ayúdame!

26. Él le contestó:–No está bien quitarles el pan a los hijos y dárselo a los perros.

27. –Sí, Señor –dijo ella–, pero hasta los perros comen las migajas que caen de la mesa de sus amos.

28. Entonces le dijo Jesús:–¡Mujer, qué grande es tu fe! Hágase como quieres.Desde aquel mismo momento, su hija quedó sanada.

29. Jesús, saliendo de allí, se fue a la orilla del lago de Galilea; luego subió al monte y se sentó.

30. Mucha gente se reunió donde él estaba. Llevaban cojos, ciegos, mancos, mudos y otros muchos enfermos; los ponían a los pies de Jesús y él los sanaba.

31. De modo que la gente estaba asombrada al ver que los mudos hablaban, los mancos quedaban sanos, los cojos andaban y los ciegos veían. Y todos alababan al Dios de Israel.

32. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:–Siento compasión de esta gente, porque ya hace tres días que están aquí conmigo y no tienen nada que comer. No quiero enviarlos en ayunas a sus casas, no sea que desfallezcan por el camino.

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