31. Es como una semilla de mostaza que se siembra en la tierra. Es la más pequeña de todas las semillas del mundo;
32. pero, una vez sembrada, crece y se hace mayor que cualquiera otra planta del huerto, y echa ramas tan grandes que hasta los pájaros pueden anidar a su sombra.”
33. De esta manera les enseñaba Jesús el mensaje, por medio de muchas parábolas como estas y hasta donde podían comprender.
34. No les decía nada sin parábolas, aunque a sus discípulos se lo explicaba todo aparte.
35. Al anochecer de aquel mismo día, Jesús dijo a sus discípulos:–Pasemos a la otra orilla del lago.
36. Entonces despidieron a la gente y llevaron a Jesús en la misma barca en que se encontraba. Otras barcas le acompañaban.
37. De pronto se desató una tormenta; y el viento era tan fuerte, que las olas, cayendo sobre la barca, comenzaron a llenarla de agua.
38. Pero Jesús se había dormido en la parte de popa, apoyado sobre una almohada. Le despertaron y le dijeron:–¡Maestro!, ¿no te importa que nos estemos hundiendo?
39. Jesús se levantó, dio una orden al viento y le dijo al mar:–¡Silencio! ¡Cállate!El viento se detuvo y todo quedó completamente en calma.
40. Después dijo Jesús a sus discípulos:–¿Por qué tanto miedo? ¿Todavía no tenéis fe?
41. Y ellos, muy asustados, se preguntaban unos a otros:–¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?