30. Jesús le contestó:–Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo por segunda vez, me negarás tres veces.
31. Pero él insistía:–Aunque tenga que morir contigo no te negaré.Y todos decían lo mismo.
32. Luego fueron a un lugar llamado Getsemaní. Jesús dijo a sus discípulos:–Sentaos aquí mientras yo voy a orar.
33. Se llevó a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentirse muy afligido y angustiado.
34. Les dijo:–Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quedaos aquí y permaneced despiertos.
35. Adelantándose unos pasos, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y pidió a Dios que, a ser posible, no le llegara aquel momento de dolor.
36. En su oración decía:–Padre mío, para ti todo es posible: líbrame de esta copa amarga, pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
37. Luego volvió a donde ellos estaban y los encontró dormidos. Dijo a Pedro:–Simón, ¿estás durmiendo? ¿Ni una hora siquiera has podido permanecer despierto?
38. Permaneced despiertos y orad para no caer en tentación. Vosotros tenéis buena voluntad, pero vuestro cuerpo es débil.
39. Se fue otra vez, y oró repitiendo las mismas palabras.
40. Cuando volvió, encontró de nuevo dormidos a los discípulos, porque los ojos se les cerraban de sueño. Y no sabían qué contestarle.
41. Volvió por tercera vez y les dijo:–¿Seguís durmiendo y descansando? ¡Basta ya! Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
42. Levantaos, vámonos: ya se acerca el que me traiciona.
43. Todavía estaba hablando Jesús, cuando Judas, uno de los doce discípulos, llegó acompañado de mucha gente armada con espadas y palos. Iban enviados por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos.
44. Judas, el traidor, les había dado una contraseña, diciéndoles: “Aquel a quien yo bese, ese es. Apresadlo y llevadlo bien sujeto.”
45. Así que se acercó a Jesús y le dijo:–¡Maestro!Y le besó.
46. Entonces echaron mano a Jesús y lo apresaron.