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Lucas 5:5-21 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

5. Simón le contestó:–Maestro, hemos estado trabajando toda la noche sin pescar nada; pero, puesto que tú lo mandas, echaré las redes.

6. Cuando lo hicieron, recogieron tal cantidad de peces que las redes se rompían.

7. Entonces hicieron señas a sus compañeros de la otra barca, para que fueran a ayudarlos. Ellos fueron, y llenaron tanto las dos barcas que les faltaba poco para hundirse.

8. Al ver esto, Simón Pedro se puso de rodillas delante de Jesús y le dijo:–¡Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador!

9. Porque Simón y todos los demás estaban asustados por aquella gran pesca que habían hecho.

10. También lo estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón:–No tengas miedo. Desde ahora vas a pescar hombres.

11. Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús.

12. Un día estaba Jesús en un pueblo donde había un hombre enfermo de lepra. Al ver a Jesús se inclinó hasta el suelo y le rogó:–Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.

13. Jesús lo tocó con la mano, diciendo:–Quiero. ¡Queda limpio!Al momento se le quitó la lepra al enfermo,

14. y Jesús le ordenó:–No lo digas a nadie. Solamente ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que todos sepan que ya estás limpio de tu enfermedad.

15. Sin embargo, la fama de Jesús se extendía cada vez más, y mucha gente se juntaba para oirle y para que sanase sus enfermedades.

16. Pero Jesús se retiraba a orar a lugares apartados.

17. Un día estaba Jesús enseñando, y se habían sentado por allí algunos fariseos y maestros de la ley venidos de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén. El poder de Dios se manifestaba en Jesús cuando curaba a los enfermos.

18. En esto llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Querían meterlo en la casa y ponerlo delante de Jesús,

19. pero no encontraban por dónde entrar porque había mucha gente; así que subieron al techo, y haciendo un hueco entre las tejas bajaron al enfermo en la camilla, allí en medio de todos, delante de Jesús.

20. Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo:–Amigo, tus pecados quedan perdonados.

21. Entonces los maestros de la ley y los fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este, que se atreve a decir palabras ofensivas contra Dios? Tan sólo Dios puede perdonar pecados.”

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