7. Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada.’
8. Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite.
9. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá.
10. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre.
11. “¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado?
12. ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo?
13. Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!”