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Hechos 5:8-23 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

8. Pedro le preguntó:–Dime, ¿vendisteis el terreno en el precio que habéis declarado?–Sí, en ese precio –contestó ella.

9. Pedro le dijo:–¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Ahí llegan los que llevaron a enterrar a tu esposo, y ahora van a llevarte también a ti.

10. En aquel mismo momento, Safira cayó muerta a los pies de Pedro. Cuando los jóvenes entraron la encontraron muerta, y se la llevaron a enterrar al lado de su esposo.

11. Todos los de la iglesia y todos los que supieron lo ocurrido se llenaron de temor.

12. Por medio de los apóstoles se hacían muchas señales y milagros entre la gente, y todos se reunían en el pórtico de Salomón.

13. Ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, la gente los estimaba mucho.

14. Y aumentó el número de personas, tanto hombres como mujeres, que creían en el Señor.

15. Y sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra cayera sobre alguno.

16. También de los pueblos vecinos acudía mucha gente a Jerusalén trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros. Y todos eran sanados.

17. El sumo sacerdote y los del partido saduceo que estaban con él se llenaron de envidia,

18. y apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.

19. Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo:

20. “Id, y puestos de pie en el templo contad al pueblo todo lo referente a esta vida nueva.”

21. Conforme a estas palabras, al día siguiente entraron temprano en el templo y comenzaron a enseñar. Mientras tanto, el sumo sacerdote y los que estaban con él llamaron a todos los ancianos israelitas a una reunión de la Junta Suprema, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles.

22. Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel no los encontraron. Así que volvieron con la noticia,

23. diciendo:–Hemos encontrado la cárcel perfectamente cerrada y a los soldados vigilando ante las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro.

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