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Hechos 5:11-30 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

11. Todos los de la iglesia y todos los que supieron lo ocurrido se llenaron de temor.

12. Por medio de los apóstoles se hacían muchas señales y milagros entre la gente, y todos se reunían en el pórtico de Salomón.

13. Ninguno de los demás se atrevía a juntarse con ellos; sin embargo, la gente los estimaba mucho.

14. Y aumentó el número de personas, tanto hombres como mujeres, que creían en el Señor.

15. Y sacaban los enfermos a las calles, poniéndolos en camas y camillas para que, al pasar Pedro, al menos su sombra cayera sobre alguno.

16. También de los pueblos vecinos acudía mucha gente a Jerusalén trayendo enfermos y personas atormentadas por espíritus impuros. Y todos eran sanados.

17. El sumo sacerdote y los del partido saduceo que estaban con él se llenaron de envidia,

18. y apresaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública.

19. Pero un ángel del Señor abrió de noche las puertas de la cárcel, los sacó y les dijo:

20. “Id, y puestos de pie en el templo contad al pueblo todo lo referente a esta vida nueva.”

21. Conforme a estas palabras, al día siguiente entraron temprano en el templo y comenzaron a enseñar. Mientras tanto, el sumo sacerdote y los que estaban con él llamaron a todos los ancianos israelitas a una reunión de la Junta Suprema, y mandaron traer de la cárcel a los apóstoles.

22. Pero cuando los guardias llegaron a la cárcel no los encontraron. Así que volvieron con la noticia,

23. diciendo:–Hemos encontrado la cárcel perfectamente cerrada y a los soldados vigilando ante las puertas; pero, al abrir, no encontramos a nadie dentro.

24. Oyendo estas palabras, el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes se preguntaban en qué pararía aquel asunto.

25. En el mismo momento llegó uno que les dijo:–Los que vosotros metisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo.

26. El jefe de la guardia, junto con los guardias, fue a buscarlos; pero no los maltrataron, porque tenían miedo de ser apedreados por la gente.

27. Al llegar, los llevaron ante la Junta Suprema, y el sumo sacerdote les dijo:

28. –Os habíamos prohibido terminantemente enseñar nada relacionado con ese hombre. Y vosotros, ¿qué habéis hecho? ¡Habéis llenado toda Jerusalén con vuestras enseñanzas, y encima queréis echarnos la culpa de la muerte de ese hombre!

29. Pedro y los demás apóstoles contestaron:–Es nuestro deber obedecer a Dios antes que a los hombres.

30. El Dios de nuestros antepasados resucitó a Jesús, el mismo a quien vosotros matasteis colgándolo de una cruz.

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