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Hechos 26:6-21 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

6. Pues bien, ahora me han traído a juicio precisamente por la esperanza que tengo en la promesa que Dios hizo a nuestros antepasados.

7. Nuestras doce tribus de Israel esperan ver el cumplimiento de esa promesa, y por eso adoran a Dios y le sirven día y noche. Por esta misma esperanza, rey Agripa, los judíos me acusan ahora.

8. ¿Por qué no creéis que Dios resucita a los muertos?

9. “Yo mismo pensaba antes que debía hacer muchas cosas en contra del nombre de Jesús de Nazaret,

10. y así lo hice en Jerusalén. Con la autorización de los jefes de los sacerdotes, metí en la cárcel a muchos de los creyentes; y cuando los mataban, yo estaba de acuerdo.

11. Muchas veces los castigaba para obligarlos a negar su fe. Y esto lo hacía en todas las sinagogas, y estaba tan furioso contra ellos que los perseguía hasta en ciudades extranjeras.

12. “Con ese propósito me dirigía a la ciudad de Damasco, autorizado y comisionado por los jefes de los sacerdotes.

13. Pero en el camino, oh rey, vi a mediodía una luz del cielo, más fuerte que la luz del sol, que nos envolvió a mí y a los que iban conmigo.

14. Todos caímos al suelo, y oí una voz que me decía en hebreo: ‘Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Te estás haciendo daño a ti mismo, igual que si dieras coces contra el aguijón.’

15. Entonces dije: ‘¿Quién eres, Señor?’ El Señor me contestó: ‘Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

16. Pero levántate, ponte en pie, porque me he aparecido a ti para que me sirvas y para que seas testigo de lo que ahora has visto, y de lo que aún te mostraré.

17. Te voy a librar de los judíos y de los paganos; a estos te envío ahora.

18. Y te mando a ellos para que les abras los ojos y no anden más en la oscuridad, sino en la luz; para que no sigan bajo el poder de Satanás, sino que sigan a Dios; y para que, creyendo en mí, reciban el perdón de los pecados y una herencia entre el pueblo santo de Dios.’

19. “Así que, rey Agripa, no desobedecí a la visión del cielo,

20. sino que primero anuncié el mensaje a los que estaban en Damasco, luego a los de Jerusalén y a los de toda la región de Judea, y también a los no judíos, invitándolos a convertirse y volverse a Dios y a hacer obras que demuestren esa conversión.

21. Por este motivo, los judíos me apresaron en el templo y quisieron matarme.

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