Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 22:10-26 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

10. Pregunté: ‘¿Qué debo hacer, Señor?’, y el Señor me dijo: ‘Levántate y sigue tu viaje a Damasco. Allí se te dirá todo lo que debes hacer.’

11. Como la luz me había dejado ciego, mis compañeros me llevaron de la mano a Damasco.

12. “Había en Damasco un hombre llamado Ananías, que era muy piadoso y cumplidor de la ley de Moisés. Todos los judíos que vivían allí hablaban muy bien de él.

13. Ananías vino a verme y me dijo al llegar: ‘Hermano Saulo, recibe de nuevo la vista.’ En aquel mismo momento recobré la vista y pude verle.

14. Luego añadió: ‘El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad y para que veas al que es justo y oigas su voz de sus propios labios.

15. Pues vas a ser testigo suyo ante todo el mundo, y vas a contar lo que has visto y oído.

16. Ahora no esperes más. Levántate y bautízate invocando el nombre del Señor, para limpiarte de tus pecados.’

17. “Cuando regresé a Jerusalén, fui al templo a orar y tuve una visión.

18. Vi al Señor, que me dijo: ‘Date prisa, sal en seguida de Jerusalén porque no van a hacer caso de lo que dices de mí.’

19. Yo le respondí: ‘Señor, ellos saben que yo iba por todas las sinagogas para encarcelar y torturar a los que creían en ti.

20. Además, cuando mataron a tu siervo Esteban, que daba testimonio de ti, yo mismo estaba allí aprobando que lo mataran; e incluso cuidé la ropa de quienes lo mataron.’

21. Pero el Señor me dijo: ‘Ponte en camino, pues voy a enviarte a naciones lejanas.’ ”

22. Hasta este momento le escucharon, pero entonces comenzaron a gritar:–¡Ese hombre no debe vivir! ¡Quítalo de en medio!

23. Y como seguían gritando y sacudiendo sus ropas y lanzando polvo al aire,

24. el comandante ordenó que metieran a Pablo en el cuartel y que le azotaran para averiguar por qué la gente gritaba en contra suya.

25. Pero cuando ya lo tenían atado para azotarle, Pablo preguntó al centurión allí presente:–¿Tenéis autoridad para azotar a un ciudadano romano, sin ni siquiera haberle juzgado?

26. Al oir esto, el centurión fue a dar aviso al comandante, diciéndole:–¿Qué vas a hacer? ¡Ese hombre es ciudadano romano!

Leer capítulo completo Hechos 22